En el Txirrita de San Sebastián, tres camareros atienden a centenares de aficionados. Y no se les nota agobiados. Lanzan brazos por doquier. “Media de calamares”, piden a cocina. Y dos más, en cocina, remiten por vía de urgencia medias raciones de calamares frescos, rebozados y fritos casi al momento. A toda pastilla. Pedidos, recién hechos, y servidos al instante.
Nuestra Terraza
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